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Bombas de tiempo de EPN a AMLO

La situación de México no es tan grave como la que recibió Salinas después de tres sexenios de irresponsables aumentos del déficit, gasto, deuda y emisión de dinero, que llevaron al país a inflaciones de tres dígitos y devaluaciones récord en la historia de México. Sin embargo, un mal manejo de los “regalitos” con bombas de tiempo que le entregará el presidente Peña Nieto a López Obrador, pueden deteriorar rápidamente la economía y ponernos en el camino de problemas parecidos a los que tuvimos en los años 70 y 80.

En sus dos primeros años de gobierno, si no quiere repetir el caos de esas décadas, tiene que dedicarse básicamente a desactivar esas bombas de tiempo: un Pemex que aumentó su deuda hasta llegar a ser mayor que la de las petroleras más grandes del mundo, y una balanza comercial petrolera negativa: gastamos más dólares en importar derivados del petróleo que los que recibimos por exportar crudo. Pemex absorbe divisas no aporta. Internamente tampoco contribuye con recursos al gobierno: recibe subsidios para cubrir sus gastos, entre ellos el pago de pensiones abusivas a jubilados, que junto con los de la CFE, equivalen al presupuesto de la Secretaria de la Defensa y son mayores al de Marina.

El déficit no se ha controlado, se ocultó con las aportaciones del Banco de México. Los datos de su disminución en 2017 no provinieron de una reducción de gastos. La inercia del aumento del déficit para finales del 2018 y 2019, si no hay una reducción del gasto, nos enfilará a mayores tasas de interés, inflación, devaluación y bajas de calificación por las agencias calificadoras internacionales. El aumento de impuestos es de los mayores en la historia de México con EPN, y la reducción de impuestos en EUA y Canadá, le restan atractivo y competitividad a México como destino de inversión extranjera y reinversión de la nacional.

La clave para saber si AMLO podrá desactivar las bombas de un Pemex contablemente quebrado, del déficit, la deuda y de los altos impuestos, es el presupuesto para 2019. Si no refleja una reducción que permita ver a calificadoras e inversionistas una baja del déficit en finanzas públicas, un saneamiento de Pemex y el descenso de pensiones de organismos y empresas estatales, se le complicará el panorama a López Obrador y le pueden explotar las bombas de tiempo heredadas de EPN.