Pemex, monopolio estatal quebrado contablemente, con activos funcionales menores a sus pasivos, que ya no puede cubrir con recursos propios. Pemex, una empresa podrida por la corrupción: por donde le aprietes le sale pus.
El mismo Lázaro Cárdenas en sus Memorias, publicadas en 1970, se muestra decepcionado de la administración gubernamental de Pemex: “¡Veinte mil millones de pesos mexicanos se han dilapidado de la industria petrolera!¡Cuánto más podría haberse hecho con semejante suma en beneficio del país…! Estigma para los mexicanos que han defraudado a la nación, como lo hicieron las compañías extranjeras robando nuestro petróleo.”
Durante el auge petrolero con López Portillo (1976-82), no desviaban solo pipas con gasolina, sino barcos llenos de petróleo, vendidos en el extranjero sin reportarlos a Pemex. Su pago salpicaba a los altos funcionarios y hasta al Presidente. El llamado “Pemexgate”, descubierto en el 2001, documentó el desvió de miles de millones para el PRI vía el sindicato, cuya corrupción y jubilaciones indebidas crearon pasivos laborales que no puede enfrentar la paraestatal. Se pagan con dinero de los impuestos. En el presupuesto del 2019 se asignaron para pagar a los pensionados privilegiados de Pemex 63 mil 565 millones de pesos, casi el doble del presupuesto de la Secretaría de Marina, 32 mil millones.
La entrega de millones de dólares por la compañía brasileña Odebrecht para la campaña del candidato priista Enrique Peña Nieto en 2012, a cambio de contratos a sobreprecios en Pemex, es otra muestra de la corrupción e impunidad con la que opera ese monopolio estatal. La compra de empresas chatarra en 2013, con un sobreprecio estimado en 93 millones de dólares, en las que gastaron entre pago por su compra e “inversiones” dizque para revivirlas, 760 millones de dólares, documenta corrupción.
El robo de gasolinas no es nuevo, pero se incrementó a niveles insostenibles del 2012 al 2018, no solo en ductos también con pipas que controlan funcionarios y sindicato de Pemex.
No se puede revivir un cadáver, mejor enterrarlo y cobrar a empresas privadas por sacar petróleo, con lo cual ganará el gobierno más dinero que extraerlo a través de un Pemex quebrado y podrido por funcionarios, contratistas y líderes sindicales, únicos beneficiados del monopolio estatal, teóricamente propiedad de la nación y del pueblo mexicano