En los años 70 Venezuela se consideraba el país más rico de América Latina. Recibía migrantes de casi todo Sudamérica; mientras Chile al inicio de esa década vivió un régimen socialista que lo hundió en la devaluación, la hiperinflación, el desempleo y la escasez. En su capital, Santiago de Chile, en 1973, desde temprano se formaban largas colas para conseguir alimentos. Actualmente Venezuela sufre una situación económica parecida a la que vivió Chile al inicio de los años 70, en tanto Chile es ahora el país más desarrollado y con los más altos indicadores de bienestar social en Latinoamérica.
En la década de los 70 Venezuela era el principal destino de los migrantes de todos los países de Sudamérica, entre ellos chilenos; actualmente el principal destino de migrantes en Sudamérica es chile, miles de los cuales son venezolanos.
En los años 70 Venezuela era un país con una gran desigualdad: pobres, una mayoritaria clase media y millonarios; mientras en Chile en esa década se redujo la clase media, aumentó el número de pobres y las expropiaciones terminaron con muchas fortunas de industriales y comerciantes chilenos. La mayoría de los chilenos igualaron sus ingresos en la línea de la pobreza. En los 70 en Chile había más igualdad de ingresos que en Venezuela. Ahora en Venezuela hay más igualdad de ingresos que en Chile, más del 80% de los venezolanos que todavía habitan en Venezuela, emigraron cerca de 4 millones, viven en una igual pobreza.
En la mayoría de los países pobres y atrasados en todo el mundo hay más igualdad de ingresos que en los países ricos y avanzados. Pasando por alto esa realidad, los políticos e “intelectuales” de izquierda prometen, si llegan al poder, la mítica igualdad de ingresos. Esas ideas, fruto de la lógica marxista de la lucha de clases, inculcada a muchos estudiantes chilenos por profesores y activistas de izquierda, son el motor de las actuales protestas en Chile. Los organizadores de las protestas violentas proponen políticas parecidas a las que padeció Chile durante el gobierno socialista de Allende. Esa época no la vivieron la mayoría de los jóvenes a quienes los activistas de izquierda los convencieron de salir a protestar contra una represión, que los mismos activistas provocaron.
Los desórdenes engendrados por la izquierda en Chile y apoyados desde Venezuela, se traducirán en un retroceso de Chile, primer candidato a considerarse un país desarrollado en Latinoamérica.