Cientos de miles de jóvenes mexicanos se encuentran frustrados porque terminan su bachillerato, una carrera técnica o la universidad y no encuentran trabajo.
La depresión entre los jóvenes es una enfermedad frecuente debido al desánimo que los invade al no encontrar una ocupación donde aplicar sus conocimientos y obtener un ingreso.
Algunos dejan a sus familiares y emigran al extranjero en busca de oportunidades.
¿Por qué cientos de miles de jóvenes mexicanos encuentran trabajo en Estados Unidos y en México no?
¿Por qué durante décadas millones de mexicanos han hallado ocupación en el vecino país del norte y ganado mejores salarios que en México, sin ninguna ley laboral que los proteja?
¿Por qué millones de campesinos durante el siglo pasado abandonaron tierras, ganado y familia en México para irse de ilegales a EUA?
¿Por qué millones de campesinos no salieron de pobres a pesar de que varios gobiernos les regalaron tierras, dinero, sementales, maquinaria, semillas y agua?
Los partidos se echan la culpa unos a otros. Los de derecha dicen que la falta de empleos es por la izquierda y los de izquierda culpan al neoliberalismo de la falta de trabajo.
Pero poco se ha hecho para superar esa enfermedad social crónica llamada desempleo.
Más allá de modelos y falsas promesas, existen políticas concretas que obstaculizan la creación de empleos y otras que pueden ayudar verdaderamente a reducir el desempleo.