Impuestos sobre el ingreso o al consumo
Hay dos caminos para gravar a los ciudadanos, impuestos al ingreso, que en su mayoría recaen sobre las unidades productivas, o al consumo, que se reparten entre todos los consumidores.
El impuesto al ingreso le pega directamente a las empresas, a los profesionales y productores independientes. Es más difícil de cumplir, más fácil de evadir y tiene un resultado parecido a los impuestos progresivos, pues reduce las tasas de reinversión y de creación de empleos.
Las altas tasas de impuestos al ingreso o sobre la renta, como se conoce en México, reducen la inversión extranjera debido a la globalización, pues ese tipo de impuestos son los que más toman en cuenta las empresas, entre otras variables, para invertir y abrir maquiladoras en un país u otro.
En el caso del impuesto al consumo su pago es proporcional al gasto de cada consumidor. Si la tasa de IVA u otro impuesto al consumo es del 10%, las personas que consumen 3,000 pesos mensuales pagarán 300 de IVA; las que tienen una mayor capacidad de compra, que gastan 10,000 mensuales pagarán 1,000 pesos, lo que es equitativo, más fácil de recaudar y más sencillo de calcular y pagar.