Después de participar en dos elecciones para nombrar Presidente en Chile, en 1970 el Doctor Salvador Allende, un socialista moderado, ganó la presidencia. La mayoría del pueblo chileno vio en Allende una esperanza para mejorar el nivel de vida.
En un acto de gratitud a los “intelectuales” y activistas de izquierda que lo apoyaron o acompañaron, en su lucha para ganar la presidencia, incorporó en su gobierno a muchos de ellos. Fanáticos de las teorías marxistas buscaron destruir las empresas privadas y transformar a Chile en un país donde el gobierno planificara centralmente la economía y se convirtiera en dueño de las principales riquezas nacionales, como el cobre.
Esos izquierdistas radicales empezaron a hostigar y estatizar empresas privadas, y consolidar monopolios estatales. Las políticas estatistas y anti empresariales empezaron a dar sus frutos: escasez de gasolina, alimentos, colas, mercado negro, inflación, devaluación y descontento. Ante la incapacidad de la mayoría de sus colaboradores, y para garantizarse su lealtad, les dio a miembros de las fuerzas armadas altos puestos en su gobierno. Poco tiempo antes del golpe de Estado varios de los ministerios estaban en manos de militares que, aunque obedecían al presidente, se daban cuenta de sus políticas erróneas, caos, corrupción y de un creciente descontento de la población.
Unas semanas antes de que lo derrocaran, Allende le dijo a su amigo, Enrique Iglesias, ex Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID): “Los que más daño me han hecho son los radicales de izquierda que incorporé a mi gobierno”. Los militares que lo derrocaron, y que en un principio lo apoyaron, se fueron decepcionado por sus decisiones erróneas y un aumento en la corrupción que prometió combatir.
Al poco tiempo de la caída de Allende publiqué una investigación-documento, basada en notas periodísticas aparecidas durante su mandato, que dejan claro la causa del fracaso de Allende. Ver “¿Qué pasó en Chile bajo el régimen socialista?”, publicada en 1973 y que puede leer en cisle.org.mx.
Las políticas de Allende fueron más radicales que la aplicadas hasta ahora por López Obrador, pero el camino es semejante, como el creciente poder que tienen los radicales marxistas en el gobierno de López Obrador. De seguir esa vía, México se acercará a una situación semejante al Chile de los años 70.