El presidente Enrique Peña Nieto señaló que si se hubiera instrumentado unos años antes la Reforma Energética tendríamos otro México, correcto, pero no dijo que fue su partido, el PRI quien se opuso a esa reforma en el 2008.
La administración del presidente Peña Nieto se ha caracterizado por ser más reactiva que preventiva. En sus tres primeros años no realizaron los ajustes necesarios en Pemex para evitar su quiebra. Fue hasta que se quedaron sin efectivo para pagar sus obligaciones, cuando cambiaron a su director, quien no instrumentó los cambios programados. En SEDESOL sucedió algo parecido, tuvieron que pasar tres años para darse cuenta que se aumentó el gasto en programas contra la pobreza a la vez que se incrementó el número de pobres.
Fueron tres años perdidos, en los que pudieron mejorar la economía, pues el hoyo de ingresos que produjo la baja del petróleo, fenómeno al que muchos culpan de los crecientes desequilibrios macroeconómicos en México, se compensó con los ingresos adicionales generados por el aumento de impuestos; pero en lugar de reducir el gasto, lo que hubiera llevado a un menor endeudamiento y menor déficit, lo aumentaron, como si les sobrara dinero y con la finalidad, no confesada, de contar con recursos para asegurarse el triunfo en las elecciones estatales en 2016, donde tuvieron un gran fracaso.
Los crecientes desequilibrios en las finanzas públicas en los tres primeros años de este gobierno, resultaron en un crecimiento récord de la deuda y del déficit presupuestal, que debilitaron el entorno macroeconómico y contribuyeron a que la volatilidad internacional le pegará más a México en la devaluación de su moneda.
A mediados del 2016 anuncian tardíos recortes del gasto y plantean un superávit primario, es decir sin contabilizar el pago de la deuda, para el 2017, lo que deberían haber hecho desde el 2014.
Postergar cambios y actuar como si el problema fuera “administrar la riqueza” en los tres primeros años de esta administración, es la principal causa de un menor crecimiento y una mayor devaluación, no factores externos.