Según la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera de 2015, el 56% de los adultos mayores no ahorra en ninguna institución financiera formal. Ese mayoritario sector de la población guarda los pequeños remanentes de sus bajos ingresos en pesos mexicanos, en billetes, que debido a la inflación pierden parte de su valor.
En los últimos diez años la inflación acumulada fue del 50.4%, por lo que quienes ahorraron en pesos perdieron la mitad del poder adquisitivo de sus ahorros. Aún quienes depositaron dinero en una cuenta tradicional de ahorros en los bancos, la mayoría de las cuales otorga intereses negativos, por debajo de la inflación, también perdieron una parte importante de su poder adquisitivo, el 30.7%.
Quien invirtió en CETES (a 28 días), descontando la inflación, tuvo un rendimiento real en 10 años de 9.1%. El que guardó dólares en su casa en el mismo periodo obtuvo un rendimiento positivo del 15.3%. Y quien compró monedas de plata ganó por arriba de la inflación un 46.5%. En los últimos diez años la plata ha sido de las mejores alternativas para conservar los ahorros de los pobres. Cinco veces más rendimiento que los CETES y tres veces más que el dólar. Ahorrar en billetes y en cuentas de ahorro significó pérdidas del poder adquisitivo.
Comerciantes, industriales, inversionistas tienen más alternativas de inversión, no los millones de adultos humildes, que no son profesionales o trabajadores especializados con altos ingresos.
Por ello tiene vigencia y sentido social la petición al Banco de México del empresario Hugo Salinas Price para que monetice la plata: la convierta en un medio legal de pago.
“México es el primer productor de plata en el mundo… El peso de plata fue moneda de curso legal en el Oeste de los Estados Unidos, hasta el año 1857. La plata mexicana circuló en China, hasta 1935”, señala Hugo Salinas Price. Hoy los números nos dicen que la moneda de plata es de las mejores alternativas de ahorro para los pobres, por lo que Banxico debe monetizar la plata para ofrecer a millones de mexicanos pobres un medio de ahorro con menor riesgo de perder poder adquisitivo.