Me comentó una señora cuyos hijos asisten a una escuela de gobierno que durante el año 5 meses que permaneció cerrada, se robaron cables, proyectores y computadoras. En más de 11,000 escuelas se reportaron saqueos y vandalismo. Las escuelas hay que arreglarlas, limpiarlas y equiparlas, lo que costará mil millones, antes que estudiantes regresen a clases presenciales.
Todavía no es el momento para que más de 30 millones de niños y jóvenes sin vacuna salgan a las calles, algunos acompañados de un familiar por su corta edad usen un transporte, probable fuente de contagio, convivan con sus compañeros en la escuela, muchas de las cuales no cumplen las reglas mínimas de higiene para evitar el contagio, y regresen a su casa a cohabitar con padres, hermanos y en algunos casos con los abuelos.
Según datos de la SEP, 31.6% de las escuelas del gobierno no cuenta con lavaderos de manos y un 23% carece de agua.
Esos datos muestran el atraso de México en materia educativa, que en tiempos de una pandemia como el COVID, vuelve peligrosa la convivencia de millones de niños y jóvenes, el 99% de los cuales no están vacunados.
Apenas salieron al mercado vacunas para menores. En China en junio del 2021 se aprobó una para edades de 3 a 17 años. En España y Brasil están por salir. En EUA se aplica a menores de edad una de Pfizer-BioNTech, que ya se autorizó en México.
En varias escuelas y universidades de los EUA condicionan el ingreso a clases a que los estudiantes estén vacunados.
Recomendamos al presidente López Obrador, quien decidió el regreso a clases presenciales, que lo posponga hasta que se apliquen las vacunas por el gobierno y particulares conjuntamente, a los 30 millones de estudiantes y a sus maestros, para vacunarlos en menor tiempo.
Para que no se apliquen con la misma lentitud y burocracia las vacunas a estudiantes que las de adultos, el gobierno de López Obrador debe apoyarse en la sociedad civil: hospitales, farmacias y empresas privadas, como en EUA y Japón. Y así lograr una pronta vacunación de los 30 millones de estudiantes, y no poner en peligro su salud ni la de sus familias, para lo cual también es indispensable el uso de cubrebocas y la sana distancia en las escuelas.