Preocupa que lo poco positivo que le heredará el presidente Peña Nieto al nuevo presidente López Obrador sea menospreciado y lo negativo no sea frenado y revertido.
La construcción del nuevo aeropuerto, que requería una revisión de los contratos, fue frenada sin tener una alternativa viable y sólida.
La otra herencia positiva es la apertura de PEMEX a la inversión privada. Si bien fue tardía es la única salida ante la quiebra contable de PEMEX, que no tiene recursos para cubrir el costo de su deuda ni de sus jubilados privilegiados. Los males de PEMEX no se iniciaron con EPN, pero se agravaron por el saqueo y la mala administración de esa empresa los tres primeros años de su gobierno. La deuda de PEMEX aumentó en 82% durante el sexenio; en tanto la producción de petróleo se redujo en 27% y la de gasolinas en 48%. El mayor endeudamiento no se reflejó en una capitalización ni mayor producción de la empresa. El reto de AMLO es revertir la quiebra de esa empresa, lo que únicamente puede lograr consolidando la apertura.
A pesar de casi duplicar los ingresos fiscales (98%), que aumentaron del 9.6% al 13% del PIB, y ejercer el mayor gasto público en la historia moderna de México, no redujo deuda ni estructuralmente el déficit fiscal, solo transitoriamente con recursos de BANXICO. AMLO tiene que frenar deuda y déficit, y el único camino es menos gasto.
El gasto social se incrementó en 34% durante el sexenio. El INEGI manipuló la medición de la pobreza para esconder a dos millones adicionales de pobres; a pesar de ello no se redujo el número de pobres durante el sexenio de EPN.
Gran parte de esos problemas, que explico sus causas y soluciones con mayor amplitud en el libro EPN; EL RETROCESO, tendrá que revertirlos López Obrador, si no quiere que empeore el entorno, se salga de control la economía y la situación sea peor a la heredada del gobierno priista de EPN.
La grave situación económica que heredará AMLO fue causada por una corrupción e impunidad récord en el sexenio de EPN, que no se reducirá si se empieza por perdonar a los corruptos del sexenio de EPN, lo que implica extender la impunidad de que gozaron, y decepcionar a la mayoría de sus votantes, que hartos de la corrupción e impunidad compraron la promesa de AMLO de que encarcelaría a los corruptos y votaron por él.