Hace unas décadas Singapur se encontraba entre los países más pobres, refugio de maleantes, carecían de agua hasta para sus más elementales necesidades. Actualmente Singapur tiene un elevado Producto por habitante, la legislación laboral más flexible y la productividad más alta del mundo.
En una visita a ese país en los años 80 tomé el tiempo en que las grúas descargaban los contenedores de un barco: 40 minutos; ese mismo año medí el tiempo de descarga en Veracruz: dos días, intervenían tres sindicatos. Ya mejoró con la privatización del puerto.
La fórmula para crecer de Singapur luce sencilla, pero difícil de aplicar.
Lee Kuan Yew, Primer Ministro de Singapur de 1959-1990, considerado el autor del “milagro de Singapur”, instauró una economía de libre mercado. Terminó con la inseguridad y la corrupción: aplicó el régimen de “cero tolerancia”, difícil de administrar en países donde los primeros corruptos son quienes deben combatir la corrupción.
Singapur se convirtió en uno de los centros financieros y de inversión más importantes del mundo. El principal pivote del éxito de Singapur, financiero y de atracción a la inversión, es un sistema fiscal con bajos impuestos a las empresas: 17%, mientras en México son del 30% de ISR, más otros impuestos, incrementados en la reciente “Reforma fiscal”, que sustraen en total más del 50% de las ganancias de las empresas. Las políticas de aumentos de impuestos en México van en sentido contrario al régimen fiscal en que fundamentó su éxito Singapur.
Con las tesis populistas y demagógicas de que a través de un mayor gasto público y programas “sociales” se combate la pobreza y la desigualdad (ver libro Desigualdad y distribución de la riqueza), los gobiernos de México y la mayoría de los de Iberoamérica, aumentaron sus deudas, déficits e impuestos, que los alejan de un esquema fiscal competitivo a nivel global para fomentar la inversión, crear mejores empleos y alcanzar mayores crecimientos.
En tanto no reduzcan los impuestos en México, aumente la seguridad y honestidad de gobernantes, estaremos cada día más lejos de lograr avances económicos como los de Singapur.