El principal problema al que se enfrenta el actual gobierno es aritmético y se agravará si sigue anteponiendo creencias, caprichos e ideologías, a los resultados que le marca la aritmética elemental.
Un grupo de asesores busca convencer al presidente López Obrador de la conveniencia de abrir la extracción del petróleo a la inversión privada y reestablecer las rondas petroleras, pero su forma de pensar y otros asesores, lo convencieron que abrir la extracción de petróleo a compañías extranjeras es “privatizar” y contradice al legado de Cárdenas.
Pasan por alto que impedir inversión privada en el sector petrolero, como lo permite la reforma energética, ignora la aritmética, pues sin esos inversionistas es muy difícil o casi imposible, sacar de la quiebra de “facto” a PEMEX.
Hay quienes se emocionan con el alza internacional del precio del petróleo, pues piensan que llegarán más divisas a México. Olvidan que la balanza comercial petrolera es negativa, gastamos más dólares en importar derivados del petróleo, entre ellos gasolinas, que los dólares recibidos por exportaciones de crudo.
Pemex ya no es un aportador neto de dólares al país, consume más dólares de los que aporta. Lo mismo pasa en pesos, son más los que requiere mediante apoyos y subsidios del gobierno, que los que aporta por medio de impuestos y derechos.
En un mercado donde los intereses van a la baja, renegoció su deuda, la más grande del mundo de las petroleras, con intereses más altos que las renegociaciones de deuda de otras petroleras y de empresas privadas mexicanas, que salieron a vender bonos en el mercado internacional.
Si no incorporan al sector energético capital fresco de empresas privadas que paguen por concesiones, y se crean expectativas positivas de aumentar la producción de petróleo y la refinación con capital privado, no le saldrán las cuentas al gobierno para atender los gastos y déficit contemplados en el presupuesto del 2020. Con ese panorama es cuestión de sumar y restar para predecir una crisis, ya advertida por calificadoras y analistas, si el gobierno sigue ignorando los resultados de calcular lo que necesita y lo que tiene, mediante sencillas operaciones aritméticas, antes de tomar decisiones en el sector energético.