Privilegiados de la seguridad social

Seguridad social, término ambiguo, se refiere al apoyo que proporciona un gobierno a sus ciudadanos en medicinas, hospitales, empleo, habitación, estudios o pensiones. La seguridad social universal implica que esos subsidios lleguen a todos los ciudadanos, lo cual sería maravilloso. El problema es de dónde saldrán los recursos para lograrlo. Funcionarios y candidatos populistas prometen ampliaciones a los programas de seguridad social, sin decir cómo obtendrán los recursos para financiarlos.

México es un ejemplo no sólo de programas sociales sin suficientes ingresos que los sustenten, sino de prestaciones privilegiadas a minorías de funcionarios y personal sindicalizado en dependencias y empresas estatales, que implican más impuestos, gasto, déficit y deuda.

En el IMSS sus ingresos no son suficientes para cubrir satisfactoriamente las obligaciones con los derechohabientes. En gran parte debido a que las prestaciones a su personal administrativo, profesional y sindicalizados, le cuestan 14 veces más a las que otorgan a los trabajadores que cotizan y aportan recursos, al igual que sus patrones, a esa institución, según el Centro de Estudios Espinosa Yglesias.

La pensiones prematuras con el 100 por ciento de su último salario a trabajadores sindicalizados de Pemex, CFE y otras dependencias públicas, no alcanzan a cubrirse con los recursos de esas empresas. Se pagarán con los impuestos de trabajadores, empresarios, autoempleados y clase media que no reciben ninguna pensión ni seguridad social del gobierno.

Un ejemplo ofensivo de la ayuda privilegiada a ‘ciudadanos’ es una pensión como maestro de cerca de 40 mil pesos mensuales y una millonaria beca para estudiar un posgrado en España, a un expresidente del PRI y exgobernador que sólo dio clases un año.

En México no hay seguridad social para la mayoría, sino un ineficiente, costoso y corrupto sistema de ayudas PRIvilegiadas a minorías con poder de movilización, a cambio de apoyo electoral a un partido. Y mientras se mantengan esos privilegios, no podemos hablar de una verdadera seguridad social y menos universal.