Hay que crear las condiciones para que haya más empleos y mejor pagados, pero legisladores que teóricamente buscan ese objetivo aprueban leyes que, aunque parecen elevar el nivel de vida de los trabajadores, desincentivan la creación de empleos, generan informalidad y migración hacia EUA, donde es más fácil abrir una empresa y crear empleos legalmente.
Hace años platiqué con una persona que migró a EUA como ilegal a buscar trabajo. Encontró empleo, obtuvo la nacionalidad americana y vivió en ese país durante varias décadas. Ahorró y decidió regresar a México para abrir un “negocito”, pero no pudo cumplir con todas las costosas reglamentaciones y leyes laborales para iniciarlo legalmente.
“Yo hice mi dinero trabajando por hora -me dijo- y cuando ya no me necesitaban solo me daban las gracias. Aquí -refiriéndose a México- tengo que pagarles tres meses de liquidación a mis empleados si ya no los necesito y me pueden demandar si no cumplo con esa ley”. Ese pequeño inversionista optó por regresarse a Estados Unidos a iniciar un pequeño negocio.
Una de las causas por la cual millones de mexicanos encuentran un trabajo en Estados Unidos y no en México, es que allá hay mucha flexibilidad para crear empleos, mientras en México las leyes que “protegen” al trabajador se vuelven un obstáculo para operar empresas que cumplan con todas las leyes que teóricamente protegen al trabajador. Las legislaciones laborales proteccionistas tienen un efecto contrario al buscado: reducen la oferta de empleos y orillan a la mayoría de pequeños empresarios a vivir en la ilegalidad. El exceso de reglamentaciones y obligaciones que implica legalizar un empleo es una de las principales causas de la escasez de empleos.
Si nuestros legisladores por cuestiones ideológicas, ignorancia o por aparecer como benefactores de la “clase obrera”, continúan complicando y encareciendo la creación de empleos, con más leyes que suenan bien pero hacen mal, habrá cada día más pobres, más desempleados y más empresas informales que creen empleos al margen de la ley, y vivan con el riesgo de que inspectores y jueces los castiguen por crear empleos sin cumplir con una legislación demagógica, dizque proteccionista, que en la realidad es una de las principales causas del desempleo, migración y pobreza en México.