Sería un grave error del gobierno mexicano colocar al gobierno de EUA como culpable de todos nuestros males, al igual que los gobiernos de Castro en Cuba y de Chávez y Maduro en Venezuela. También sería una equivocación del gobierno tratar de capitalizar el rechazo de la mayoría de mexicanos a las políticas migratorias y fiscales de Trump para recuperar popularidad mediante llamados a la unidad y cerrar filas con el Presidente ante una amenaza externa.
Hay que dejar claro, como lo hago en el libro EPN: EL RETROCESO, que las causas del bajo crecimiento, el incremento de la inflación, del precio del dólar, de la deuda del sector público y de la quiebra de Pemex, son internas. Esos males se engendraron por políticas económicas y sociales equivocadas en los primeros cuatro años del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, antes de la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos.
Es cierto, las políticas migratorias y proteccionistas de Trump pueden agravar la crisis económica por la que atraviesa México, pero no la engendró Trump. Si por motivos políticos- electorales el gobierno generaliza la idea entre los mexicanos que Trump es el origen de nuestros males económicos, y postergan ajustes necesarios para reducir desequilibrios, como en los primeros cuatro años de gobierno, en 2017 y 2018 la economía estará peor, pero dirá el gobierno que se debe a Trump.
Las políticas de Trump, que influirán en un aumento del riesgo país, solo se pueden contrarrestar con una verdadera austeridad en el gasto público, que frene el crecimiento de los requerimientos financieros del sector público, pero no mediante más impuestos y gasolinazos, sino cortando gastos, reduciendo impuestos y flexibilizando las leyes laborales, para que bajen las cargas a los creadores de empleos y se generen más, para ofrecerles trabajo a los mexicanos que regresen de los Estados unidos, y se originen las condiciones de competitividad fiscal para atraer inversión ante los probables impuestos a las exportaciones a los EUA.
Sin esos cambios, todo lo demás para contrarrestar a Trump: llamados a la unidad y a la dignidad, serán puras palabras sin ningún efecto para mejorar la situación de México y reducir los efectos de sus políticas.