¿Se reduce desequilibrio de finanzas públicas?

En el artículo ¿Están bajo control la finanzas públicas? Enrique Quintana señala que a septiembre de 2016 el déficit se redujo al 48.5% del previsto, lo que puede interpretarse como unas finanzas públicas bajo control. Es una buena noticia, pero no lo suficientemente buena para repicar las campanas, pues como dice Quintana “por lo pronto”.

La reducción del déficit arrojó un superávit primario equivalente aproximadamente al 0.28% del PIB, que debe ser como mínimo de 1.5%, según las calificadoras, para frenar el alto endeudamiento público con relación al crecimiento, que tanto preocupa a muchos analistas nacionales y extranjeros.

Lo endeble de la reducción del déficit es que no se basó en una disminución estructural del gasto, cuyo aumento anualizado hasta septiembre de 2016 fue de 6.4%, debido a los crecientes subsidios a Pemex, a los estados y a un mayor gasto en varias dependencias.

Presidencia aumentó sobre el gasto programado a septiembre de 2016 más del 60%.

Lo que redujo el déficit fue un incremento de la captación fiscal del 11.2%. El impuesto cuya recaudación más se incrementó fue el de la gasolina, creció un 36%. El aumento del precio de la electricidad a las empresas rondó entre el 25 y 30% en los últimos 12 meses.

Complejo mantener una tendencia a reducir el déficit y la deuda en 2017 si se basa principalmente en el aumento de los ingresos tributarios, que difícilmente crecerán en los mismos porcentajes en 2017.

Complicado frenar la inercia de un gasto público que requiere cubrir los huecos de miles de millones que ha dejado la corrupción y la mala administración en Pemex y en varios estados. Si no hay mayores esfuerzos para reducir el gasto en 2017, tendremos un repunte del déficit y la deuda, la que el FMI calcula llegará al 56% del PIB en 2017.

Difícil situación la heredada por el nuevo Secretario de Hacienda José Antonio Meade. La solución estructural lo rebasa, pues si no hay una decisión del Presidente y de su partido en la Cámara de diputados, de bajar el gasto, no se podrá reducir lo necesario el déficit ni la deuda en el 2017.