La posición del presidente Donald Trump sobre el Tratado de Libre Comercio con México, paradójicamente, se parece a la sostenida hace 22 años por muchos industriales mexicanos que crecieron a la sombra del proteccionismo, y a la izquierda mexicana, la cual afirmaba que mediante el TLCAN los gringos se apoderarían de la economía de México, no teníamos qué venderle ni éramos competitivos. Inundarían el país de productos americanos, generarían desempleo y pobreza.
Las principales tesis de la izquierda parten del supuesto de que los empresarios, los productores, se enriquecen a costa de despojar a los pobres. Atrás de la derecha mercantilista de Trump está el mismo mito de la izquierda de “la suma cero”: lo que gano yo, significa quitarle a otro. Esa tesis, que aplica en el robo, implica arrebatar a los demás sus bienes o dinero contra su voluntad, pero no opera donde hay creación de nueva riqueza e intercambio voluntario.
Más allá de posiciones dogmáticas y políticas, las cifras nos dicen que el TLCAN creó millones de empleos en ambos países. La industria automotriz norteamericana no quebró gracias a las autopartes baratas importadas de México y en México se crearon cientos de miles de empleos por su maquila.
México es el país del mundo con mayor reciprocidad con los Estados Unidos. China le compra a Estados Unidos 37 centavos por cada dólar que recibe por exportaciones a EUA; Alemania, 53 centavos y México, 79 centavos (datos de la OMC, 2015). Casi todo lo que recibe México por exportaciones a los Estados Unidos lo destina a importaciones de ese país.
Aumentar los aranceles a exportaciones de México a EUA o de Estados unidos a México, reduciría el poder de compra de los consumidores de ambos países. En el caso de las autopartes aumentaría el costo y precio de los autos americanos y perdería competitividad la industria automotriz de EUA.
Los resultados de 22 años de vigencia del TLCAN, más allá de dogmatismos, muestran que ambos países se benefician con el TLCAN. Si Trump insiste en cumplir la promesa de campaña de aplicar más aranceles al comercio México-EUA, beneficiará a ciertos sindicatos de EUA y perjudicará a la mayoría de empresas y consumidores de Norteamérica.