Racismo.- Concepción demográfica contraria a la mezcla de razas, aplicada rígidamente por el nacionalismo alemán del tercer Reich.
Martín Alonso. Enciclopedia del Idioma.
El racismo parte del supuesto de que un grupo de seres humanos son esencialmente diferentes a los demás debido a sus características físicas o mentales; por lo tanto, no tienen los mismos
derechos que los otros.
Una de las formas más antiguas del racismo es contra el sexo femenino. Los griegos dudaban de la racionalidad de la mujer. La consideraban un ser de segunda. Es hasta el siglo pasado cuando se empezó a condenar pública y mayoritaritariamente el racismo contra el sexo femenino.
Cuando llegaron los españoles a América, algunos de ellos consideron a los aborígenes de esas nuevas tierras seres inferiores. A petición de varios misioneros dominicos, el Papa Paulo III confirmó en 1537 en la Bula “Sublimis Deus”, también llamada “Veritas ipsa” y “Unigenitus”, la racionalidad de los indígenas de la nueva España. El pontífice dejó claro que los indígenas eran esencialmente iguales a los españoles, “verdaderos hombres”, “libres”, “capaces de la fe cristiana”.
Esa burla sobre los indígenas, dice Francisco Javier Clavijero en su Historia Antigua de México, da por “supuesta su racionalidad”. Las diferencias radicaban en la cultura y el desarrollo, no en la falta de razón. Desde ese entonces la misión de los verdaderos misioneros era la de, además de inculcarles la fe cristiana, reducir la brecha educativa entre indígenas y españoles.