“Tan grave es que el PRI cometa fraudes en las elecciones como que la mayoría de ciudadanos crea que las elecciones son fraudulentas”, le escuché decir a un analista político el siglo pasado. La alternancia en la Presidencia en la primera década del siglo XXI y el triunfo de la oposición en varios estados, parecía dejar en el pasado esa “creencia”, pero los dudosos triunfos del PRI en el Estado de México y en Coahuila
parecen regresar al panorama electoral del pasado.
Las elecciones en esos estados fueron supervisadas por organismos electorales estatales donde, como en el caso de Coahuila, varios de sus consejeros son activistas del PRI, como lo muestran fotos de la anterior elección. Las irregularidades fueron denunciadas, publicadas por la prensa, pero menospreciadas por las autoridades estatales.
Los consejeros del costoso INE, en lugar de atraer esas elecciones a nivel federal, dijeron que esperaban pruebas, sin investigar ni tomar un papel activo ante el dudoso triunfo del PRI en ambos estados.
El PRI le apostó a ganar esos estados, claves para su supervivencia en el 2018, a cualquier precio. Y, como en el siglo XX, partió del supuesto que en unos días se olvidarían sus trampas. Lo importante era ganar, y al poco tiempo la oposición dejaría de protestar y las irregularidades en las elecciones ya no serían noticia. Sin embargo, la percepción de la mayoría de ciudadanos es que no solo hemos retrocedido en el campo económico (ver libro EPN: EL RETROCESO) sino en el político.
En encuestas por Twitter (@luispazos1) pregunté si consideraban la elección del Estado de México legal y sin fraudes o ilegal y fraudulenta. De 2 mil 690 participantes, el 85 por ciento respondió que fue ilegal y fraudulenta. En otra encuesta, con las mismas preguntas sobre las elecciones de Coahuila, con la participación de mil 958 personas, el 86 por ciento consideró que las elecciones en ese estado fueron ilegales y fraudulentas.
Las “creencias” o percepciones de que en el Estado de México y en el de Coahuila quedaron impunes dos fraudes electorales, representan un retroceso en el ámbito democrático electoral en el gobierno de EPN.
Twitter: @luispazos1