Nos enfrentamos a una disparidad de cifras sobre los costos, beneficios y perjuicios de construir un necesario nuevo aeropuerto en un lugar u otro. Son tantas las variables a considerar, que es difícil saber con exactitud el costo- beneficio de cada una.
En este breve análisis no ponderamos todas las variables que inciden en los costos, pero abordamos las principales, con base en datos disponibles.
La vida útil de un producto nos ayuda a concluir si es caro o barato. Si analizo qué producto comprar entre dos, y uno me va servir solo por un año y cuesta 1,000 pesos y el otro me será útil por 5 años, pero me cuesta 2,000 pesos, resulta más barato, aunque me cueste el doble. Al dividir el costo de cada uno entre los años que los puedo utilizar, resulta más barato el de 2,000. No se necesita un posgrado en la escuela de negocios de Harvard para llegar a esta conclusión.
En el caso de los aeropuertos, el Colegio de Pilotos Aviadores le atribuye una vida útil al aeropuerto de Santa Lucía de 5 a 8 años. Un estimado de SEMARNAT–UNAM, de 10 años; mientras que en el proyecto del aeropuerto de Texcoco se le calcula una vida útil, sin llegar a su saturación, de 45 a 50 años. Esta sola variable, si son correctos los datos, nos llevaría a la conclusión que es más barato Texcoco.
Al hablar del costo del llamado Sistema de Aeropuertos que incluye Santa Lucía y los aeropuertos de la CDMX y de Toluca, algunos analistas no contemplan el costo de lo perdido en la construcción de Texcoco y las indemnizaciones a contratistas e inversionistas, que también, por mucho, dejan claro que sale más barato terminar Texcoco que cancelarlo e iniciar las ampliaciones y adecuaciones en Santa Lucia y los aeropuertos de la Ciudad de México y el de Toluca.
Si incluimos las distancias entre los tres aeropuertos y la lejanía de sus principales centros de demanda, implican un significativo aumento de costos y tiempo en el transporte de pasajeros y de carga. Con base en esta variable vemos ventajas del aeropuerto de Texcoco sobre la operación conjunta de los tres aeropuertos.
En cuanto a los daños a la ecología hay diferentes puntos de vista. En Texcoco los terrenos no son aptos para la agricultura, no tienen casi ningún uso alternativo agrario por su alta salinidad. Hay un impacto ecológico sobre aves migratorias que llegan a un pequeño lago artificial, pues desde hace muchos años ya no existe el lago de Texcoco. En Santa Lucía tendrán que talar miles de árboles, hay un lago natural cercano y un cerro que puede dificultar y encarecer las operaciones. Los requerimientos de agua de un nuevo aeropuerto en esa zona, implica una escasez del líquido en las comunidades colindantes. En ambas opciones hay daño ecológico, pero hacen faltan más estudios para confirmar el daño ecológico y el costo para mitigarlo en Santa Lucía.
En cuanto a la simultaneidad de vuelos en los tres aeropuertos, los partidarios de Santa Lucía dicen que es posible, pero no apoyan sus dichos con estudios serios de instituciones reconocidas. Hay instituciones que afirman como MITRE, entre otras, que es complejo y difícil lograr un mayor número de vuelos simultáneos en los tres aeropuertos que en el Texcoco.
La Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA), señaló que el 85% de los vuelos que aterrizan en el aeropuerto de la Ciudad de México se aproximan por la parte norte y pasan por arriba de Santa Lucia, lo que hace muy compleja la operación simultánea de vuelos en esos dos aeropuertos.
Algunos argumentos que llevaron al presidente López Obrador a inclinarse por Santa Lucía fue que el de Texcoco aumentó su presupuesto en relación al originalmente presentado y tardaría más en estar listo. Pero el de Santa Lucía también modificó su presupuesto. Del que presentó originalmente el grupo Riobóo al presidente, de 66,878 millones, aumentó a 95,000 millones a septiembre del 2109, 42% más.
Otro argumento fue la mayor prontitud del aeropuerto de Santa Lucía para el inicio de operaciones. Originalmente se calculó en el 2021, ahora no hay una fecha con base en datos duros. Se ubica su terminación entre 2022 y 2024. En Texcoco, considerando un año de retraso, el último estimado fue para 2023.
En general, con las cifras, estudios y costos analizados, es mejor para el desarrollo de México continuar con el aeropuerto de Texcoco, que se convertiría en uno de los aeropuertos más grandes y modernos del mundo.
La mejor opción más allá de posturas partidistas, revanchistas e ideológicas, es continuar la construcción del aeropuerto de Texcoco, concesionado a empresarios privados, lo que significa un “costo cero” para el gobierno en lo que falta de edificar.
Hasta ahora los recursos destinados y anunciados para cancelar Texcoco, alrededor de 225,000 millones de pesos, ya representan cerca del 80% de lo que costaría construir el aeropuerto de Texcoco, 285,000 millones de pesos.
Los miles de millones que se dejarían de gastar en la cancelación de Texcoco, construir Santa Lucia y ampliar el de CDMX y Toluca, se podrían destinar a construir caminos y carreteras que acerquen a comunidades pobres a los mercados donde puedan comprar y vender mercancías. También se pueden utilizar para aminorar la escasez de medicinas y de insumos en las clínicas y hospitales públicos o para achicar los desequilibrios entre ingresos y gasto público, y reducir las posibilidades de que el déficit y la deuda gubernamental crezcan a niveles que pongan en peligro la ya precaria estabilidad de la economía del país.
No hay ningún argumento sólido para continuar por el camino hacia la supuesta operación conjunta de los aeropuertos de Santa Lucía, CDMX y Toluca, que de consolidarse será recordado como un episodio en el que se tiraron a la basura una enorme cantidad de recursos para no hacer un aeropuerto y otra cuantiosa cantidad para construir un aeropuerto de menor calidad, menos vida útil y menor conectividad, que significa, en momentos en que es necesaria una verdadera austeridad, un derroche injustificado que se traducirá en un mayor desequilibrio de las finanzas públicas y un costo superior para los contribuyentes, quienes pagarán ese grave error a través de impuestos y recibirán mucho menos beneficios, que si se construye el aeropuerto en Texcoco.
Implica un gran perjuicio para el pueblo gastar una enorme cantidad de dinero de los impuestos, equivalente al 86% de los recursos destinados a luchar contra la pobreza en 2020, en cancelar un aeropuerto y edificar otro, cuando los gastos de construir un aeropuerto, si continúa Texcoco, pueden absorberlos empresas privadas y reducir a cero el costo para el gobierno.